Odios gastronómicos: AMAZON FRESH

Les Fartures, como una franquicia alimentada por fondos buitre, ha diversificado sus operaciones financieras abriendo nuevos mercados y ahora tiene un programa de radio en la RTPA.

Vamos buenos. 

 

 

Les Fartures nos pidió (en singular, porque hablamos de les fartures que se empuja en mil chigres un único humanoide, David Castañón, un primer poblador, ahíto pero calvo), Les Fartures nos pidió, decía, o sea me pidió, porque mi plural también es mayestático y mongolo, que colaborase con una sección en su nuevo programa de radio en la RTPA.

Si no eres de Asturias, la RTPA es como una radio y una televisión autonómica, pero con orbayu.

 

 

Les Fartures no habló en ningún momento de abonarme ningún tipo de emolumento por la colaboración. Me dio tres palmadas en la espalda fariseas, se movió su gorra sudada, sacó la lengua en un gesto recurrente que tiene como de serpiente, y faló muy rápido en asturiano sobre no sé qué de la precariedad laboral, y que si “ye”, y que si “farturrutes”, y que si “repunante” y que si “nunmetoqueslosgüevos”. No entendí nada. Y me salpicó mucho. Así que decidí hablar en la sección de mis odios gastronómicos.

 

 

En realidad, yo no odio, por mi educación judeocristiana y porque el odio cansa. El odio ocupa mucho espacio en el cerebro y emponzoña más al sujeto que al objeto, al odiador que al odiado. Odiar es un suplicio autoinflingido que revuelve el estómago. No odio, pues, porque no merece la pena. Pero sí detesto. Concretamente, en la comida y la bebida detesto los comportamientos que considero ensucian lo que para mí significan un plato y un vaso: placer, gente, concordia, historia, pueblos, ingenio, nutrición, risa y pertenencia. La gastronomía reúne lo mejor de todo lo bueno. Yo me siento un ciudadano del mantel, y tengo a la gastronomía como mi democracia favorita. 

Aunque también me gusta cobrar por ella. Putos fondos buitre. 

 

 

La mayoría de mis odios los desata, normalmente, el neoliberalismo, y pervierten la infinita geografía de un plato para obligarnos a mirar sin un ángulo prefijado, o de una mesa redonda para sentarnos alrededor sin jerarquía, o de un vaso compartido para olvidarnos de los prejuicios, la timidez y las mascarillas. 

Le conté todo esto a Les Fartures y me contestó que sí, que vale, que lo que yo quisiera, que si repunante y tal, que qué tal me iba con las pastillas… pero que no me extendiera más de diez minutos en el programa porque iba de relleno y salía gente importante. Les Fartures emite un programa el sábado y otro el domingo. Yo salgo el domingo, en los minutos de cola o cuando la gente aún está sintonizando. Soy, pues, la farsa de su programa, la caca con soja que abulta sus gyozas

Ojalá fracase como Pablo Casado o como Juan Carlos I. 

 

 

Bien, el caso es que os voy a dejar enlaces relacionados con cada odio gastronómico, y también mis libros favoritos, por si alguna o alguno queréis ahondar en el tema. 

Para mi debut (en el “Programa 2”) elegí Amazon Fresh, porque representa el cáncer que subyace bajo casi todos mis odios. Podéis escuchar en este enlace lo que dije, mientras Les Fartures salía al baño y me dejaba solo en la cabina. Sospecho que este es el único programa en el que no os tendréis que chupar la hora entera para llegar a mi intervención, para la que, al menos, me han dejado elegir la canción, que a su vez da nombre a la sección: Opinión de mierda.

 

 

Amazon Fresh también es una mierda, el último estadio de un modelo económico donde solo nos importa el precio, no para qué sirve nuestro dinero, y qué se construye o destruye con él. Amazon Fresh es la última conquista de las grandes corporaciones de intermediarios que no producen (o no producían hasta ahora), pero que tiranizan los mercados azuzando una competencia salvaje donde el beneficio máximo justifica el engaño. Es la metástatis definitiva que puede acabar con los pequeños productores, con las tiendas de barrio, con los mercados de abastos, con la compra como un acto social y, en definitiva, con la comida rica y con la cocina entendida como dar de comer a los demás. Escuchadme en la radio, y me decís en qué no estáis de acuerdo. Porque el debate es fundamental. 

 

 

Bueno, van los datos principales con sus enlaces:

—Amazon Fresh nació en 2007 en Estados Unidos.

—Al principio, fue un fracaso, hasta que en 2013 Amazon adquirió la cadena de supermercados Whole Foods, con sus locales y su red de distribución.

—Ahora se está expandiendo con tiendas física propias. Posee ya su propia cadena de supermercados, que construyó durante la pandemia.

—En España, opera en comandita con Dia. En tu ciudad van a surgir Amazon Fresh como setas.

—En 2021, Amazon ya se comió el 40% de las ventas minoristas en Estados Unidos. Si conquista la comida (la principal compra diaria de millones de personas), ese porcentaje la transformará definitivamente en un monstruo, que ahora quiere además ser el primer productor de todo, copiando lo que mejor vende en su plataforma.

—El modelo de Amazon está aplicándose en todos los sectores imaginables.

 

 

Los tres librazos que menciono en el programa son:

Ciudades hambrientas, de Carolyn Steel.

Cocinar, de Michael Pollan.

Crudo, de Anthony Bourdain.

 

No los compréis en Amazon. Id a una librería o a la webs de las editoriales que os enlazo, haced el favor, vagos.

 

 

También vamos a sortear un ejemplar de La puta gastronomía entre quienes nos propongáis nuevos odios por redes sociales, bajo la etiqueta #odioremartini o, si preferís, #odioaremartini. El elegido por Castañón vendrá al programa a explicar su mayor odio gastronómico personal.

Nada más. Les Fartures, por cierto, añadió sus comentarios a mi perorata inaugural al volver del baño. En ese programa, todo es falso

 

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